martes, 30 de marzo de 2010

Like a rolling stone


Una y otra vez nos empeñamos en querer orientar, dirigir y controlar los destinos de los demás.

¿Cuándo se nos meterá en esta nuestra tozuda cabeza que la vida no admite límites? Puedes contener el agua de un río, o el aire del viento, pero más pronto que tarde se escapará, desbordará por entre tus dedos.

Lo mismo pasa con los hijos. Queremos lo mejor para ellos, pero ¿qué es lo mejor? ¿Es acaso lo que nosotros pensamos? ¿Acaso no hemos condicionado su desarrollo lo suficiente conformándolos a nuestra moral, a nuestros prejuicios y miedos durante los años que han vivido con nosotros?

Somos como rocas detenidas en el río de la vida de las que la fuerza del agua desprende trozos que, sueltos, libres, se convierten en cantos que ruedan hasta que, pesados, se detienen y a su vez pretenderán, cuitados, frenar el impulso inexorable de la corriente de la vida.

"Like a rolling stone..."

domingo, 28 de marzo de 2010

Sólo estelas en la mar

"Se hace camino al andar..."

Ayer paseaba por la Isla y lamentaba lo poco que duran las enseñanzas, las experiencias, los avances morales en el colectivo humano.

Desde mi perspectiva como enseñante, parece como si en cada curso hubiera que empezar a construir de nuevo normas, conductas y valores porque lo hecho en el año anterior ha pasado al olvido.

Y alguien me consolaba diciendo que lo hecho queda, que en nuestros alumnos queda el respeto con el que los tratas aunque olviden fechas, nombres de montañas o términos "importantes".

¿Tendrá razón el poeta cuando dice "Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar"?

jueves, 25 de marzo de 2010

Ad astra per ardua

"No importan los obstáculos... lo conseguiremos."

Ad astra per ardua es un dicho latino que significa "hasta las estrellas por las dificultades", es decir, hasta la meta a través del sacrificio y del esfuerzo.

Todo maestro quiere que sus alumnos lleguen al máximo de sus capacidades y posibilidades. Y él es un ejemplo: él ha llegado a ser lo que es por vocación, por actitud, pero también después de haber experimentado el sacrificio del estudio y la superación de difíciles pruebas como las oposiciones.

Pero para llegar a la meta no basta con querer, hay que hacer todo lo posible para que ese deseo se cumpla. Y en ese camino, no hay atajos, sólo vale el trabajo, el esfuerzo y la constancia. Porque al final, aunque se tarde en llegar a la meta o aunque no se llegue, está la satisfacción que siente uno mismo de haber llegado o al menos de haberlo intentado. Y con eso basta.