martes, 30 de marzo de 2010

Like a rolling stone


Una y otra vez nos empeñamos en querer orientar, dirigir y controlar los destinos de los demás.

¿Cuándo se nos meterá en esta nuestra tozuda cabeza que la vida no admite límites? Puedes contener el agua de un río, o el aire del viento, pero más pronto que tarde se escapará, desbordará por entre tus dedos.

Lo mismo pasa con los hijos. Queremos lo mejor para ellos, pero ¿qué es lo mejor? ¿Es acaso lo que nosotros pensamos? ¿Acaso no hemos condicionado su desarrollo lo suficiente conformándolos a nuestra moral, a nuestros prejuicios y miedos durante los años que han vivido con nosotros?

Somos como rocas detenidas en el río de la vida de las que la fuerza del agua desprende trozos que, sueltos, libres, se convierten en cantos que ruedan hasta que, pesados, se detienen y a su vez pretenderán, cuitados, frenar el impulso inexorable de la corriente de la vida.

"Like a rolling stone..."

1 comentario:

  1. En cuanto a los hijos, creo que el truco es encontrar el perfecto equilibrio entre hacer demasiado y hacer demasiado poco. Estar siempre alli sin estar demasiado cerca. Pero nadie es perfecto.

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