En el huerto detrás de la casa está el moral ya viejo. Emperador del huerto, aguarda paciente la visita ineludible de los intrusos. En él abundan ahora más las ramas secas que los brotes verdes y hay menos moras. Antes las ramas eran decididas, largas y frondosas, y escondidas bajo las hojas aparecían las moras blancas, rosadas y moras, de sangre púrpura, casi negra. El moral no ha sido cuidado, podado, dirigido y ahora sobrevive anárquico. Pero resiste, y año tras año surgen brotes de hojas nuevas. Porque la vida sigue y las generaciones (troncos y ramas) pasan. Las nuevas ramas y hojas se apoyan en el tronco viejo, pero brotan libres hacia el abierto futuro del aire.
Algo semejante a lo que le ocurre al viejo moral pasa con las sociedades. Si la sociedad no es cuidada, podada, y dirigidos sus impulsos vivos, se desarrollará sin rumbo y caerá en la anarquía, entendiendo ésta en su verdadero sentido griego: ανα-άρχή sin guía, sin orden.
Esto me viene a cuento en relación con el tema del Estatut de Catalunya. Una ley primero aprobada en el Parlament, luego ratificada mayoritariamente en referéndum por el pueblo de Cataluña y finalmente consensuada en el Parlamento español, ahora es recortada por el Tribunal Constitucional, porque no se ajusta a la Constitución española, según unos individuos en los que la misma Constitución ha depositado la facultad de decir lo que es legal y lo que no lo es.
Cataluña hizo una apuesta arriesgada a sabiendas de las consecuencias. Tesis, antítesis, síntesis. ¿Se apostó por el tope sabiendo que no se conseguiría, para al final quedarse con el máximo posible?
El problema es de democracia: ¿tiene razón la mayoría o debe ésta someterse también al dictado de la ley preestablecida por el propio pueblo: la Constitución Española?
En Historia lo que hoy es blanco mañana puede ser gris y pasado mañana negro. Al final, al igual que el agua de los ríos modela insistente su cauce, las personas hacen día a día su Historia. Las presas de los ríos contienen el agua en condiciones normales, pero el paso del tiempo las va desgastando y a veces las riadas se las llevan por delante.
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