Era una noche cualquiera. Cuando eran en torno a las diez, bajamos a darle a la perra su último paseo del día. Pero cuando llegamos a su territorio favorito, después de olisquear la base húmeda del poste de Prohibido el Paso a vehículos, colocado a la entrada del camino que lleva al parque de la Isla, y cuando ella había descendido el escalón que separaba la acera del pseudojardín donde ahora renacen los brotes de un antiguo árbol cortado, algo de importancia nos debió entretener en nuestra usual dialéctica, que al poco vimos a la perra volver a la acera y olisqueando el suelo dirigirse a otro afán.
-- Did she pee? --preguntó la dueña, que presentía angustiada la papeleta que nos aguardaba ahora.
Si había meado, la perra ya estaba servida y podía retirarse a esperar, después de acurrucarse en su cómoda cama junto a su manta de lana azul favorita, otro día en el que vivir su vida de perra. Si no lo había hecho, en algún momento necesitaría devolver a la naturaleza su deuda.
-- No lo sé --contestó el dueño para quien, de costumbres fijas, se aproximaba la hora ineludible de entregarse a los dulces brazos de Morfeo.
Recorrieron arriba y abajo itinerarios seguidos por la perra en otras salidas. Animaron al pobre animal a resolver la duda que les asaltaba. Pero después de mucho ir y venir y varias versiones del "Good girl", expresión que solía tener su efecto, de hacer a la perra agachar sus cuartos traseros y levantar la pata, decidieron dar por perdida la causa.
Volvieron a la casa y la sacrificada dueña se dispuso a velar delante de la televisión hasta una hora prudente, cuando bajaría de nuevo e intentaría, esta vez sin quitarle el ojo de encima, que la bendita chucha se apiadase de sus ojos cansados y depositase sobre la acera la líquida prueba.
Volvieron a la casa y la sacrificada dueña se dispuso a velar delante de la televisión hasta una hora prudente, cuando bajaría de nuevo e intentaría, esta vez sin quitarle el ojo de encima, que la bendita chucha se apiadase de sus ojos cansados y depositase sobre la acera la líquida prueba.
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